sábado, 23 de mayo de 2009

ya no tengo miedo de decir que estoy desnuda, que me atormento casí todas las noches, que soy un pez envuelto en llamas, que arrastro mis pies, huerfanos de voz en las esquinas. amo las esquinas porque siempre esconden un camino que se bifurca a la intemperie, amo las esquinas por su ser camino abierto al donde sea. estas noches secas se encaraman en el vientre tímido y juicioso de estos días, ya no quiero pensar porque el pensar me mata, ya no quiero abrir la noche para que venga el día. el sueño es el privilegio de los pobres, yo como otras personas sueño todo el tiempo. tendría que abrir mi corazón como el hombre de ese viejo cuento mío, ese que sacaba a pasear su corazón por las noches, hasta que el corazón se volvió pajarito y lo dejo sangrando al amanecer en la banqueta.
ya no sé si soy el corazón o el hombre. definitivamente no puedo ser el hombre. no quiero ser el hombre, eso es de esas cosa imposibles.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ni modo; siempre van juntos, es más creo que hay que intentar siempre ponerle lo máximo de corazón al hombre...
saludo

Gustavo Macedo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
María Tabares dijo...

Bellísimo!!!
Y qué tal "el sueño es el provilegio de los pobres" Pajarito, pararito