domingo, 24 de mayo de 2009

sueños de mayo

anoche soñe que volaba, mi gente alrededor seguía su plática cotidiana, ignoraban mi volar intecionadamente. pasaba a su lado orgullosa de mi baile al viento y ellos entre dientes se burlaban, la que vuela decían, la que vuela.

sábado, 23 de mayo de 2009

para esta noche que no es más que una costilla rota, para esta piel que se derrumba en la respiración absorta de las olas, para este momento atroz de andar incendiandose las alas, un beso en cada esquina de los cuerpos y tal vez lleguemos a rehabilitar algún sueño desprendido de la carne.
ya no tengo miedo de decir que estoy desnuda, que me atormento casí todas las noches, que soy un pez envuelto en llamas, que arrastro mis pies, huerfanos de voz en las esquinas. amo las esquinas porque siempre esconden un camino que se bifurca a la intemperie, amo las esquinas por su ser camino abierto al donde sea. estas noches secas se encaraman en el vientre tímido y juicioso de estos días, ya no quiero pensar porque el pensar me mata, ya no quiero abrir la noche para que venga el día. el sueño es el privilegio de los pobres, yo como otras personas sueño todo el tiempo. tendría que abrir mi corazón como el hombre de ese viejo cuento mío, ese que sacaba a pasear su corazón por las noches, hasta que el corazón se volvió pajarito y lo dejo sangrando al amanecer en la banqueta.
ya no sé si soy el corazón o el hombre. definitivamente no puedo ser el hombre. no quiero ser el hombre, eso es de esas cosa imposibles.
esta noche duermo con el vacío entre las piernas, duermo con su terrible resoplido de melancolía callejera soplando suave en mi entrepierna, esta noche me coloco frente a frente al corazón barato de la miseria, me pregunto por lo que nunca ha llegado hasta mi puerta, me pregunto por qué con una sin razón y una desesperanza que me marchitan el vientre, estoy a punto del colapso, de una miseria mayor. me columpio entre los verdores del entrante verano, me columpio en un alivión de miedo, me columpio en mi propio desquiciado y manso manso manso recuerdo de lo que quise ser y se quedo dormido como sobre un campo de trigo de los cuentos que lei en la niñez.