domingo, 22 de noviembre de 2009

PLUVIAL en Casa del lago, poesía en voz alta












Pluvial
Esta noche llueven pedazos de sol desperdigados
Llueve, torrente marina en parcial calma,
Las ventanas se azotan,

Llueve frío
Llueve viento
Llueve la descarrilada soledad

Enferma enferma enferma estuve en un cubil, cuatro paredes noches
(La historia de un amor cualquiera se termina)

Las notas trágicas se diluyeron hace tiempo
Queda la fuerza, el compás de andar a cuatro patas, dos caudales de sal y uno de harina
Se cocina la alquimia del encuentro
pluvial en medio de la tierra
y el soporte universal de un corazón que estalla ante la honestidad de las alubias

Pluvial es la voz que se alza como un río
Que suena eterno idilio con el mundo
Que se descascara del artificio febril de sordas avenidas.
Pluvial, los pies canoas trotando sobre la marea.
Antigua diosa brota desde el pecho
el sexo
los poros húmedos de vendavales asesinos.

Vengo conmigo y con mi historia
cuando tomo la oscuridad por ventaja y me hundo en el abismo.
Atravieso el miedo, portal que augura un nuevo signo.

Mi propia luz se toca cuerpo
Me acerco a lo que soy desnuda toda
Anuncio un cisma que atraviese la noche
Enciendo el canto de los soles.

Germen, marcha camino
anudando las hojas de los árboles
tomando el fresco en medio de mí misma
nunca cerraremos las puertas y ventanas.
Que todas las tormentas entren
y se lleven lo que hayamos guardado para luego.

(Se enciende el tambor de la lluvia
Que no apague nunca este pecho arenisco desierto en llamas)

poesía en voz alta en casa del lago


estrella negra


la sorpresa megafónica


hace tiempo no visitaba estas páginas, se me habian vuelto camino y andaba regando azoteas con la filigrana de mis dedos. hoy pensé en volver a estas páginas, cerrar los ojos frente al abismo y aventarme, tomar el vuelo de la que se sabe perdida o salvada de una sola, pero el equilibro no llega de una vez y para siempre, continua construcción febril de anémonas, péndulo huye de la línea recta, escapa movimiento infinito, aterriza ombligo vacío del vacío y remonta tierra arriba por la colina del viento.